Mes de febrero.
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Shandra Jiménez tuvo que atrincherarse en su pequeña oficina al interior de la estación emisora de televisión local, en donde ella ejerce sus labores periodísticas.
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Shandra Jiménez tuvo que atrincherarse en su pequeña oficina al interior de la estación emisora de televisión local, en donde ella ejerce sus labores periodísticas.
No podía dejar el edificio
ante el riesgo de ser capturada por los fanáticos racistas.
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Shandra habló con su
colega reportero y le encomendó la tarea de internarse en áreas cercanas a las
montañas, con el objetivo de obtener información e imágenes. Ella sabe que
hasta las afueras del pueblo llegaron las persecuciones en contra de los trabajadores
migrantes y de todos los que no sean de piel blanca.
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El compañero
periodista aceptó el encargo, pese a ser una labor muy peligrosa.
Era obvio que las
brigadas del "KKK" merodeaban por el lugar.
El reportero no era
ningún excursionista experimentado. En su torpeza dejó muchos rastros a su paso
por el bosque.
Creyó que había
tenido suerte al no haberse topado con los milicianos. Tenía razón. Pero en
realidad sucedió que dos grupos de ellos habían sido dejados inconscientes por
el extraño forastero enviado desde lejanas tierras. El reportero ya no lo
alcanzó a ver, pero sí pudo tomar varias fotografías de los hombres de blanco
que yacían tirados en la nieve. Registró indicios de lucha, que estaban
presentes por todos lados.
Reporter: -¡Ahh! Pero... ¿Qué sucedió
aquí...?
Al periodista le
llamó mucho su atención la existencia de unas extrañas huellas, a las que fotografió
también. Revelaban la presencia de alguien o algo que atacó a los miembros del
"KKK".
El amigo de Shandra no
era tan temerario como para aventurarse solo y seguir a la supuesta criatura.
Las huellas iban en
dirección hacia lo alto de la zona montañosa.
Reporter: -Oh, no. Ir tras la noticia no implica ir hacia
una muerte segura. Creo que tomaré algunas fotos más y... ¿Un momento? ¿Qué es
eso?
El reportero vio la
pantalla de un aparato encendido, en la mano de uno de los brigadistas abatidos.
Supo que uno de ellos
logró llamar a sus superiores, con otro teléfono especial. Lo más probable es
que les haya informado sobre el ataque mientras ocurría. Sin embargo, más
intrigante fue una imagen que se captó, en donde se ve a la misteriosa criatura
en acción, ahora ausente.
La fotografía no
alcanzó a ser enviada de manera adjunta hacia los altos mandos del
"KKK".
El reportero tenía en
sus manos una información privilegiada.
Decidió retirarse de
inmediato, pues lo más seguro es que en poco tiempo la zona estará inundada por
refuerzos de los supremacistas.
Reporter: -¡Tengo que irme de aquí! Pero, no puedo llevarme
el teléfono. Lo rastrearán y habrán de llegar hasta mí. ¿Qué hago...? Creo, que
ya sé...
Retiró la tapa.
Extrajo la memoria interna y la puso en su propio dispositivo. Envió la imagen
a Shandra y luego devolvió la memoria al dispositivo de donde lo sacó. Puso de
vuelta el aparato en la mano del brigadista y fue entonces que el investigador
emprendió la azarosa carrera de regreso al centro del pueblo.
Para cuando llegaron
los refuerzos, encontraron a sus compañeros y los reanimaron.
Los elementos de
apoyo examinaron el lugar.
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Los altos mandos del
"KKK" tomaron la decisión de poner especial atención en Gravity
Falls. A los ocupantes no les gustó nada la idea de que fuerzas extrañas los
hiciesen quedar en ridículo, y sean un obstáculo en sus siniestros planes de
"limpieza étnica" y deportación violenta de migrantes.
Más aún se alarmaron
al ver la imagen captada durante el ataque, así como dos tipos de huellas, unas
que iban en dirección a las montañas y otras de regreso al pueblo.
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Este evento
inesperado trastornó aún más el panorama. Se determinó que la localidad fuese
literalmente sitiada con una guarnición.
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La presencia diaria
del "KKK" en la comunidad resultaría por demás ominosa para todos sus
habitantes, y nadie podía vislumbrar con certeza el día en que la organización racista
pierda el interés, y tome la decisión de abandonar ese pueblo leñador.
>> Episodio 3. "¡Viene la jauría!"
La mayoría de los
habitantes seguían furiosos y muy indignados. Se dieron cuenta de que fueron
hechos cautivos.
Nadie podía entrar o
salir de Gravity Falls. Numerosas barricadas fueron colocadas en los caminos. Además,
permanecía la incomunicación telefónica y de otras vías.
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Muchas madres se
encerraron con los hijos en sus respectivos hogares. Los hombres y otras tantas
mujeres permanecieron en la plaza principal. Discutían con los fanáticos
invasores, y les exigían que el dispositivo bloqueador de señales de
comunicación fuese desactivado.
A la mañana
siguiente, fracasadas las negociaciones, los habitantes perdieron la paciencia
y se lanzaron contra los custodios que vigilaban el aparato. Destrozaron el dispositivo
inhibidor a fuerza de hachazos y golpes de diversos instrumentos tales como
picos y azadones.
Los racistas huyeron.
Se reagruparon con sus compañeros que acampaban en las afueras.
Llegó la noche
nuevamente.
Un nutrido grupo de vecinos montaba guardia afuera de la "Mystery Shack", al calor de la fogata y entre cánticos de libertad. El recinto había cobrado un valor simbólico muy alto para la localidad desde aquellos días después del "Weirdmageddon" y ahora más, aún por encima de la casa de gobierno, en donde el alcalde Tyler quedó abrumado y exhausto luego de numerosas conferencias de prensa, en donde la prensa y la opinión pública le reclamaban la tibieza con la que se reaccionó frente al cerco impuesto al pueblo.
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Dentro de la
"Mystery Shack" se llevaban a cabo fuertes discusiones acerca de las
acciones a tomar, conscientes de que el aparato de gobierno local está
completamente superado por la actual crisis.
Llegó el momento de
que Wendy tomase la palabra.
Wen: -Muy bien, ¡Por favor, chicos! Tengamos
un poco de orden. Es mi turno de hablar. Escuchen. Ahora que funcionan de nuevo
los teléfonos y la red podemos comunicarnos con el exterior y dar a conocer la
situación, pero las carreteras siguen bloqueadas. Debemos organizarnos para
romper el cerco, o de otro modo se terminarán los alimentos y otros
suministros.
(Vecinos):
-¡Esos tontos de blanco quieren
rendirnos por medio del hambre! ¡Por eso nos tienen sitiados!
-¡Sí! Intentan presionarnos para
que entreguemos a los inmigrantes escondidos en casas de algunos compañeros. Y
recuerden que no han desistido en su intento por quemar esta cabaña y otras
tantas.
-¡Es verdad!
-Algunos de los trabajadores huyeron
hacia el bosque. Se dice que el "KKK" envió hombres para atraparlos.
-Me duele admitirlo, de verdad,
pero, ¿Qué podemos hacer si ya los capturaron del mismo modo que a
"Soos"? Por ahora debemos pensar primero en nuestra situación, en
nosotros.
-¡Oh! ¿Cómo puedes decir algo
así? ¿Qué no tienes corazón?
-Sí tengo, pero también tengo mujer
e hijos que alimentar. Si nos tardamos en romper ese cerco, el invierno nos
acabará. ¡La leña podrá mantener ardiendo las chimeneas y proteger del frío a
nuestras familias, pero no les llenará sus estómagos!
Wen: -¡Hey! ¡Orden, señores!
¡Tranquilos! ¡Escúchenme! Les recuerdo que en mi familia también somos
leñadores. Sé muy bien lo duros que son
los inviernos en Gravity Falls, y cuánto dependemos de los suministros que nos
llegan de afuera. Mi padre y yo proponemos un plan, pero necesitamos un grupo
de voluntarios. Les advierto que se trata de una operación muy peligrosa, de
modo que si alguien decide participar, que no lo haga a la ligera. ¿Quién dijo
"yo"?
(Vecinos):
-¡Oye! ¿Y a ti quién te puso a
cargo?
-¡Sí, niña! ¿Por qué habríamos de
hacerte caso?
-¡Por favor! ¡Más respeto para la
hija de Varonil Dan! Ella también fue del equipo que peleó contra Bill Cipher.
Alguna capacidad ha de tener esta chica para asumir un liderazgo aquí. Además,
Melody le confió la cabaña antes de irse a Portland. Al menos hay que
escucharla.
-Ah, de acuerdo. Habla ya, Wendy.
Si tu plan es bueno y nos convences, te reconoceremos como nuestra líder.
Wen: -Muy bien, no se arrepentirán.
Ahora, pongan atención, por favor...
Entretanto, en la
nueva residencia de la familia Noroeste, el drama interno estaba por llegar a
un punto de quiebre.
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Preston revisó de
nuevo los estados de cuenta. Más y más deudas. Él cerró los ojos y, sumamente
nervioso, masajeó el centro de su frente con los dedos de una mano.
-
Las cosas habían
empeorado. Aparte del chofer ya sólo les quedaban un par de sirvientes, el
mayordomo y la cocinera, quienes se negaron a trabajar en otra casa, como una
muestra de lealtad a sus patrones, hoy en serios problemas financieros.
-
Preston se levantó de
la mesa. Fue hasta la habitación de su hija.
Ella acababa de conversar con Mabel, luego de que se reanudaron las comunicaciones en el
pueblo. Mabel la enteró de los problemas con las redadas y los secuestros perpetrados
por grupos racistas.
Pacifica entendió la injusticia de esa situación. También
sentía un poco de culpa, pues su padre recientemente ha despedido a muchos
trabajadores inmigrantes.
-
Al escuchar que
tocaban la puerta, Pacifica desvió su atención de la computadora.
Pres: -Pacifica, soy yo. Tengo que
hablar contigo un momento.
Pac: -Sí, por supuesto, padre. Entra.
Mabel, luego hablamos. Parece que mi papá tiene un asunto urgente.
Mab: -De acuerdo. Nos vemos mañana,
amiga. Que descanses.
Pac: -Igualmente. Cuídate.
Preston ingresó a la
habitación de su hija y tomó asiento en la cama de ella. Él se veía abatido.
Por primera vez en su vida se sintió muy avergonzado.
Pacifica cerró su
perfil en la red y apagó la computadora. De inmediato supo que se trataba de un
asunto serio.
Pac: -Papá... ¿Qué sucede? ¿Es algo
malo, verdad? Oh, vamos, siempre me has hablado del prestigio y el orgullo de
la familia Noroeste. Levanta la cara y dime de una vez qué está pasando.
Tras un suspiro, Él
se decidió a hablar. Ella seguía sentada.
Pres: -..........Tienes razón, hija.
Yo, no sé por dónde empezar. Pues, como ya sabes, las finanzas aún no mejoran lo
suficiente, a pesar de los recortes que hice en lo que quedó de nuestras
empresas. ¿Sabes? Te concedo un poco de razón sobre lo que dijiste, acerca de
si fue cruel despedir a toda esa gente, pero era necesario.
Pac: -Papá... ya no soy una niña. Tú
no viniste para hablar conmigo sobre nóminas, impuestos y balances de pagos.
Hay algo más que quieres decir, sobre mí. Y no te atreves. Lo veo en tus ojos.
Pres: -Vaya, te has vuelto muy perceptiva.
Estoy orgulloso de ti, Pacifica. Bueno, creo que es inútil darle rodeos a este
asunto. Al grano, pues. Hija, me pesa mucho esto, pero... creo que los recortes
en los gastos han llegado a nuestra casa otra vez. Por el momento voy a
cancelar tu suscripción al club ecuestre. Tampoco podremos mantener a tu poni,
de manera que el club se lo quedará en garantía de pago.
Pacifica sintió que moriría. Había creído que debería deshacerse del resto de sus joyas, o que
debía renunciar a algunos privilegios, pero no esperaba tal situación sobre su
mascota.
Ella se llevó las
manos al pecho de inmediato.
Pac: -......¡¿Qué...?!
Pres: -Tranquila, yo sé que es un
sacrificio muy grande, pero tienes que apoyar a esta familia poniendo algo de
tu parte. Mira, te prometo que en cuanto nuestra situación mejore...
Pacifica se levantó
de su silla, muy alterada. Apretó los puños y soltó lágrimas que no pudo
contener. Movía la cabeza de un lado a otro, en señal de negación, sin dejar de
mirar a su padre.
Pac: -¡No! ¡¡¡NO!!! ¡¡¡NOOO!!! ¡¡¡A
mi poni NO!!! ¡No quiero que se lo lleven! ¡Tú dijiste que no debía
preocuparme, que podía conservarlo sin problemas! ¡Me mentiste! ¡¡¡Me
mentiste!!!
Pres: -Hija, ¡Cálmate, por favor! No
es el fin del mundo. Se trata sólo de un animal. Te compraré otro poni después,
cuando nuestras finanzas se recuperen. ¡Te doy mi palabra!
Pac: -¡Ahhh! ¿¿¿Cómo puedes decirme
eso??? ¿¿¿Que no lo entiendes??? ¡¡¡Yo amo a mi poni!!!
Pres: -¡Pacifica! Baja la voz, por
favor. ¡Hey! ¡Hija! ¿A dónde vas? ¡Vuelve aquí! No hemos terminado de hablar.
Ella abrió la puerta
y se disponía a salir de la casa.
Pac: -¡Tú no habrás terminado de
hablar, pero yo sí! Snfff, me voy a ver a mi poni. ¡Al menos déjame despedirme
de él!
-
Pacifica llamó al
chofer, quien acudió de inmediato.
Ch.: -¿Sí, señorita Pacifica? A sus
órdenes. ¿Qué se le ofrece?
Pac: -¡Llévame al club ecuestre!
¡¡¡Rápido!!!, ¡¡¡AHORA!!!¡Snnfff...!
Ch.: -Disculpe, Señor Preston, ¿Es
conveniente que su hija viaje en ese estado?
El padre de Pacifica
llevó sus manos a la espalda e hizo lo posible por preservar la compostura.
Pres: -Sí, sí, llévala. Maneja con
cuidado. Deja que se quede todo el tiempo que necesite. Ah, espera, voy a
hablarle a mi esposa, para que los acompañe. Si ocurre cualquier imprevisto, me
llamas.
Ch.: -Como usted diga, señor.
Minutos después, Pacifica
y su madre partían juntas a bordo del auto.
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Durante el viaje, el
chofer, temeroso por la estabilidad de su empleo, a momentos miraba hacia las
damas a quienes servía, a través del espejo retrovisor.
Llegaron hasta el
club.
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En cuanto el chofer
abrió la puerta del auto, Pacifica salió presurosa y corrió hacia los establos.
La señora Noroeste se
quedó atrás.
Prisc:-¡Pacifica! ¡Espérame!
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La pequeña rubia se
reunió con su poni. El equino bebía de un cubo con agua. Al momento de verlo,
ella se calmó un poco y caminó hasta él para abrazarlo.
La chica se secó las
lágrimas y mostró una sonrisa.
Pac: -...Hola, amigo. Perdóname por
no venir a verte ayer. ¿Estás bien? ¿Tienes sed? Vamos, bebe un poco más. Bebe.
La señora Priscila se
mantuvo a la distancia.
Prisc:-Hija, lo sentimos mucho. Esto
es, una pesadilla...
-
Luego de pasar las
manos encima de la crin de su poni y acariciarle un poco la cabeza, Pacifica lo
volvió a abrazar.
Pac: -...No voy a dejar que te
lleven. ¡No lo permitiré! Haré lo que sea para conservarte. Es hora de dejar el
orgullo a un lado. Sí, aún nos queda una opción...
-
A partir de ese día,
Preston y Priscila perdieron totalmente el control sobre su hija. En adelante,
Pacifica empezó a tomar plenamente sus propias decisiones.
Nuevo amanecer.
Dentro de la
"Mystery Shack", una comisión de leñadores trazaba los detalles de un
arriesgado plan para romper el cerco impuesto desde hace días.
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Por su parte, Wendy y
su pandilla de amigos hablaban acerca de un problema adicional que les ha
salido al paso. Candy y Grenda también estaban presentes en esa reunión a
puerta cerrada, dentro del cuarto en el altillo donde habitaron Dipper y Mabel
durante el verano pasado.
Wendy sacó su
teléfono y le mostró al grupo la imagen de la extraña criatura que atacó a las
brigadas supremacistas.
Wen: -Muy bien, mientras mi padre y
sus compañeros leñadores se ponen de acuerdo en esa operación que busca liberar
los caminos, ustedes y yo debemos encargarnos de este otro asunto. ¡Es urgente!
De otro modo, ellos no podrán comenzar.
Lee: -Sí, yo también vi esa imagen en
el noticiero. Shandra sacó esa nota, pero en este pueblo todos estamos tan
agitados con esto de la ocupación, que de seguro muy pocos le pusieron atención
a ese reportaje.
Nate: -Es verdad. ¿Ahora quién está de humor para esa clase de informaciones?
Pero, Wendy, ¿Qué tiene que ver esa supuesta criatura con nuestros problemas?
Wen: -¡Oh, vamos, chicos! ¿Es tan
difícil de entender? Se dice que esos fanáticos del "KKK" se
enfurecieron cuando este monstruo apareció de la nada y los hizo morder el
polvo. Por eso sitiaron el pueblo. Están intrigados y muy molestos. No quieren
irse hasta dar con la criatura y destruirla. Un asunto de machos, ya saben.
Cand: -Ah, ¿Entonces esos locos no se
quedaron sólo por los inmigrantes que todavía no logran atrapar?
Gren: -Bueno, bueno, los tontos de
blanco van tras una criatura sobrenatural del bosque. Entonces, ¿Nuestra misión
es evitarlo o qué?
Wen: -Hmn, algo así, Grenda. Más bien
se trata de ir a la parte mágica del bosque y pedir a sus moradores que
controlen a su amigo. También debemos convencerlos de que se escondan. Ni a
ellos ni a nosotros nos conviene que los sitiadores del "KKK" sigan
aquí y pongan nuestras vidas de cabeza un día más.
Lee: -Está bien, Wendy. Cuenta con
nosotros. Solamente dinos qué es lo que necesitas.
Wen: -De acuerdo. Este es el plan:
Candy, Grenda, ustedes me van a acompañar de nuevo hasta la taberna de los
gnomos. Esos enanos ya nos conocen. Hablaremos con ellos y con su líder. Nos
dirán lo que necesitemos saber sobre esa criatura misteriosa. Aprovecharemos
que son muchos para que corran la voz y lograr que los demás seres del bosque
se mantengan ocultos. Tambry, Nate, Thompson, ustedes vayan por el oso blanco
disecado que se encuentra en la galería. Sáquenle el relleno para que se vuelva
ligero y háganle las modificaciones que acordamos. Ténganlo todo listo para
cuando regresemos. Lee, tú también me acompañarás al bosque y llevarás las
provisiones. ¡Vamos, andando!
El equipo comenzó a
movilizarse. Abrieron la puerta y se dispusieron a realizar sus respectivas
tareas.
-
Justo antes de que
Candy y Grenda salieran de la cabaña, Wendy les pidió una breve pausa.
Wen: -Chicas, espérenme unos minutos.
Creo que antes de partir debo hablar con Tambry un poco.
Cand: -De acuerdo. No te tardes.
Alrededor, otras gentes
entraban y salían de la "MysteryShack". Nuevos voluntarios.
Wendy caminó y se
dirigió a su amiga, quien se encontraba sentada en un tronco.
Wen: -Oye, Tambry, hace unos días que
te veo muy rara. ¿Qué te sucede?
Tambry quiso evadir
la pregunta, refugiándose en la consulta de sus redes sociales. Mandaba nuevos
mensajes de texto a través de su teléfono. También evitaba mirar a Wendy de
frente.
Tam: -¿Qué? A mí no me pasa nada.
Estoy bien. Vamos, vete ya al bosque. Buena suerte. Yo, en un momento me voy a
ayudar a los chicos.
Wendy le quitó el
aparato a Tambry, que protestó de inmediato.
Tam: -¡Hey! ¿Qué haces?
¡Devuélvemelo!
Wen: -Tambry, Mírame. ¡Vamos, mírame!
Sé que algo te ocurre. Dímelo: ¿Porqué Robbie no está aquí contigo? ¿Se
pelearon, verdad? Por eso estás así. Por favor, podemos hablar. No tienes
porqué refugiarte en una pantalla.
Tambry se cruzó de
brazos y cerró los ojos por unos instantes.
Tam: -Yo... no tengo porqué hablar
contigo sobre eso. ¡Oh, de acuerdo! ¡Sí, nos peleamos! Ahora lo sabes. ¿Ya estás
contenta?
Wen: -¡Hey, tranquila! Amiga, no hago
esto para molestarte todavía más. Es que, en los últimos años creo que nos
hemos distanciado. Seguimos juntas desde niñas, pero en aquel tiempo eras mucho
más alegre, y ahora te has vuelto muy callada. No creo que sea culpa de un teléfono
ni de las redes, o de Robbie. Es algo más.
Tam: -Wendy... éste es el peor
momento para tocar ese tema. Si tuviera algo qué decirte sobre eso, no sería
nada bueno. Puedes apostar.
Wen: -Tambry, sea lo que sea,
¡Dímelo! No es correcto que estés entre amigos y de todos modos te mantengas
aislada, como dentro de un caparazón.
Tambry se levantó de
su asiento y encaró a Wendy. Una discusión estaba por comenzar.
Tam: -........De manera que quieres
saber qué me tiene tan molesta desde hace tiempo. ¡Muy bien! Tú lo pediste.
Wendy, estoy harta de que me trates como si fuese tu sombra.
Wen: -......¿Qué?
Tam: -¡Sí! ¡Ya me oíste! ¿Crees que
nunca me entero de lo que murmuras, cuando alguno de tus ex-novios termina
relacionándose conmigo? Siempre piensas que lo hago para atacarte. ¡Eso es una
tontería! También tengo sentimientos y necesito que alguien me quiera. ¿Por qué
sientes que eres mejor que yo?
Wen: -¡Tambry! Pero... ¡Eso no es
verdad!
-
Tambry empezó a
derramar lágrimas mientras seguía con sus alegatos y recordaba una desagradable
anécdota.
Tam: -¡Ahh! ¡Claro que sí! ¡"Le
voy a arrancar ese mechón pintado"! Lo dijiste cuando tú y los demás se negaron
a ir al concierto, después de enterarse de que Robbie y yo nos enamoramos. ¿O
acaso lo vas a negar?
Wen: -......¿Cómo lo sabes?
Tam: -Snnff, Robbie y yo estábamos
muy felices en esos días. Fuimos juntos a la casa de Thompson, para darles la
noticia, pero antes de entrar los escuchamos a ti y a los demás. Hasta el tal
Dipper se molestó con nosotros. Nos dimos media vuelta y nos fuimos para no oír
más. Ninguno de ustedes se dio cuenta.
Wendy sintió como si
le cayese encima el famoso balde con agua fría. Reconoció su culpa de
inmediato.
Wen: -...Oh, Tambry. Sí, yo dije todo
eso. Sé que no tengo derecho a pedírtelo, pero compréndeme. Tuve una relación
sentimental con Robbie antes de que él estuviera contigo. En su momento pensé
que Robbie era un chico con carácter y muy sincero, pero me mintió y no se lo
pude perdonar. Cuando los vi juntos, yo aún no había asimilado nuestra
separación del todo.
Tambry se cubría los
ojos con una manga de su suéter. Como mujer, estaba pasando por uno de los
momentos más dolorosos de su vida.
Tam: -Sí, claro. Y por eso te
enfureciste al saber que yo estaba con él. ¡Pues ya puedes sentirte aliviada!
¡Snnff! Ni siquiera tuviste que mover un dedo para darme una lección. Sabías
que Robbie es un enfermo venenoso disfrazado de chico "cool" y
dejaste que yo cayera también. Pudiste haberme prevenido. Ya sé que no te
habría hecho caso de todos modos, pero como amiga ¡Tú deber era habérmelo
dicho! ¡Uggghhh!
Wendy vio cómo Tambry
caía de rodillas y sufría. Wendy también se hincó y abrazó a su amiga, que se
resistía a recibir algún tipo de consuelo.
Wendy
se aferró a su amiga durante un minuto, o dos, hasta que Tambry cedió poco a poco y aceptó dialogar.
Wen: -¡Tambry,
Tambry! ¡Perdóname! Nunca pensé que te hacía daño. ¡Perdón!
Tam: -¡Ah, suéltame!
¡Mentirosa! ¡No te creo nada!
-
Desahogada
de sus penas, Tambry dijo que todo estaba bien entre ellas, que no era
necesario perdonar.
-
Apresurada
por la misión pendiente en lo profundo del bosque, Wendy respondió que a su
regreso volverían a conversar sobre el asunto.
Se
abrazaron una vez más y se despidieron por el momento.
-
Empezaba
a nevar. En cuestión de minutos, los magros pastizales habrán de quedar
cubiertos nuevamente de blanco. El sol del mediodía quedaría oculto entre
densas nubes.
-
Antes
de que Wendy se alejase, Tambry hizo otra revelación, igualmente difícil de
asimilar.
Tam: -Por cierto, no te
dije exactamente por qué terminé con Robbie. Es mejor que tú y los chicos no
cuenten con él. Robbie... está de acuerdo con esos estúpidos del
"KKK". Hizo comentarios racistas que me hirieron mucho. ¡Dios! Pero
qué infierno deben estar pasando esos migrantes y sus familias. No soy latina,
pero sé lo que se siente que te vean como un enemigo sin merecerlo.
Wen: -¡Oh, no puede ser!
Ahora me queda todo más claro. Ay, Robbie, Robbie. Tranquila, amiga. Mejor ve
de regreso a la cabaña. Bebe algo
caliente y abrígate, por favor. Nate y Thompson pueden hacer su encargo. Tú,
sólo descansa.
Tam: -No, no. Yo, quiero
ayudar. Ahora mismo voy con los chicos. Date prisa, Wendy, Esperamos tu
regreso. Cuídate.
Wen: -Sí, gracias. Cuídate tú también. Nos vemos después.
Wendy
había dejado la gorra blanca y azul en el cuarto del altillo, antes de salir.
Se puso un nuevo gorro para el frío.
Ella
también tomó su hacha.
Candy
y Grenda permanecieron lejos de aquella discusión entre las adolescentes.
Ambas niñas se habían acercado en cuanto escucharon lamentos. Preguntaron lo más obvio, una vez que Wendy se aproximó.
Wen: -Muy bien, chicas,
ya vámonos. Perdón por hacerlas esperar.
Gren: -¡Hey! ¿Porqué tardaste tanto?
¿De qué hablaban? Parece que discutieron mucho.
Cand: -Sí, Wendy. No
estamos ciegas ni sordas. Estaban algo lejos, pero escuchamos que Tambry
lloraba. Tú también te ves afectada. ¿Qué fue lo que pasó? ¡Dínoslo!
Wen: -Amigas, se trata de
un asunto muy personal. No puedo contarles todos los detalles. Sólo les puedo
revelar lo principal. Tambry rompió con Robbie. Ella está muy triste, y quería
hablarlo conmigo.
Cand: -Oh, qué pena. Lo
siento mucho. Ya bastantes cosas feas han pasado en este pueblo últimamente.
Wen: -Sí, es cierto. En
fin. Ahora debemos concentrarnos en nuestra misión. ¿Sí traen botas especiales
para la nieve y abrigos gruesos, verdad?
Gren: -¡Por supuesto!
Wen: -Qué bueno, porque
el reporte meteorológico de esta mañana pronosticó una fuerte nevada y
ventiscas. La temperatura caerá hasta los veinte grados bajo cero, y podría
empeorar. ¡Esto no será un día de campo, chicas! No es como la última vez que
fuimos junto con Mabel, para ver al unicornio.
Cand: -Ya lo sabemos, pero
no importa. Vamos hacia la zona mágica del bosque y no regresaremos hasta tener
respuestas.
Wen: -Así se habla,
Candy. Ahora pongan atención. Aunque tenemos prisa, iremos despacio. Muchas
trampas para osos no fueron desactivadas a pesar de que esos animales están
hibernando. Quedaron cubiertas por la nieve, y solamente yo tengo experiencia
para detectarlas, de modo que ustedes van a caminar atrás de mí todo el tiempo.
Y pase lo que pase, manténganse juntas.
Gren: -De acuerdo, como digas, Wendy,
pero, ¿Y qué pasó con Lee? ¿No va a venir con nosotras?
Wen: -Sí, sí va a
acompañarnos. Él va a llevar la mochila con las provisiones. Tardó en
prepararla. Supongo que en unos minutos saldrá de la cabaña.
-
En
efecto, Lee salió momentos después con el equipamiento.
Alcanzó
a las compañeras.
Él
estaba algo agitado.
Lee: -¡Pfff! ¡Pff! Ya
está todo listo, Wendy. ¡Son muchas cosas!
Wen: -Ah, discúlpame, Lee.
Sé que llevas mucho peso. Hay que estar prevenidos. No sabemos si el clima
pueda empeorar todavía más y debamos acampar. Muy bien, no hay tiempo qué
perder. ¡Vámonos!
Noche.
-
En
la casa de la familia Noroeste continuaba el marasmo, pero Preston y su esposa
aprendieron a manejarlo en silencio.
-
La
señora Priscila dejó de llorar a cada momento como solía hacerlo.
Preston ya no
habló más de negocios frente a su esposa e hija, y mejor se dedicó plenamente a
esos asuntos en su oficina. También acudía a numerosas diligencias, las cuales
ocupaban la mayor parte de sus jornadas. Luchaba por reestructurar su empresa,
la cual perdió competitividad a causa de una fuerte baja en la producción.
Por
su parte, Pacifica meditó durante muchas horas. Sólo le quedaba un par de
semanas antes de que su poni fuese apartado de ella, así que se aferró a una
determinación. Pero también consideró que necesitaba utilizar las palabras
adecuadas.
Después
de terminar la cena, Pacifica se levantó y caminó hasta donde se encontraba su
madre. La señora Priscila se mostró intrigada.
Pac: -Mamá, hay algo que
debo decirte. Sé no será fácil para ti aceptarlo, pero tienes que entenderme.
Prisc:-¿Qué sucede, hija? ¿Y por qué me
miras así?
Pac: -¡FFF! Muy bien,
aquí voy. Qué bueno que te encuentras sentada. Tal vez esto te cause mucho
ruido. Mamá, he tomado una decisión. Yo... voy a trabajar.
Mientras
comenzaba a escuchar a Pacifica, la madre bebía agua mineral de una copa, pero se
atragantó y escupió lo ingerido al momento de oír semejante declaración.
Luego
de toser, la señora Priscila tomó una servilleta y limpió sus labios. Retomó
los modales.
Pasó
una mano encima de la cabellera rubia de Pacifica. Fuertemente impresionada, la
madre replicó de una manera por demás previsible. De momento, no sabía si
molestarse o incluso reír.
Prisc:-¡ TFF, tff. tff ! ...¡Hija...!
¡Qué ocurrencia! ¡Ay, mira lo que provocaste! Esto es, vergonzoso. Escúchame. Tu
padre y yo tenemos problemas, pero les hacemos frente. Él hace todo lo posible
por salvar los negocios. Yo renuncié a muchas de mis joyas. Haremos lo que sea
para que tú estés bien. Eres nuestro mayor tesoro y te amamos, aunque pienses
que somos malvados. Jamás, jamás permitiremos que tú... tengas que, trabajar.
Ay, qué horrible se oye eso. ¡No puede ser! ¡Hasta dónde hemos llegado!
Priscila
se llevó una mano al rostro. Se prometió a sí misma que no lloraría más frente
a su hija, para no mortificarla.
Prisc:-Hemos estado muy serios por aquí
desde hace meses, pero ya te he dicho que las bromas son de mal gusto. A ver,
déjame revisarte la frente. ¿Tendrás fiebre o algo?
Pacifica
insistió.
Pac: -Mamá, ¡Hablo en
serio!
Prisc:-Sí, sí. Creo que te llevaré al
hospital, para que te examinen.
Pac: -¡Hey! ¡Deja de
ignorarme y escúchame! La mayoría de la gente trabaja, y eso no es malo. Vamos,
cálmate por favor. Tengo un plan. Creo que al menos sé cómo salvar a mi poni.
De eso se trata lo que tengo entre manos.
Prisc:-¿Plan? ¿Cómo que un plan? Lo
siento, pero tu padre tiene razón. Estoy de acuerdo contigo en que es muy
difícil, pero por ahora debes aceptar el sacrificio. En cuanto las cosas
mejoren, tendrás todos los ponis que quieras. Te lo prometo.
Pac: -Ah... ¿Pero cuándo
aprenderán? Mamá, en esta vida hay cosas que valen algo más que dinero. Tú
misma acabas de decir cuánto me quieres. Yo, también quiero a mi poni. Y por él
estoy dispuesta a aceptar lo que me ofrecieron hace tiempo.
Prisc:-¿Cómo? ¿De qué estás hablando?
Pac: -Oye, ¿Recuerdas
cuando ustedes me pagaban inserciones de tiempo en la televisión, y notas en
los periódicos y revistas? Con eso me crearon una fama artificial, pero luego
se volvió muy real. Mucha gente en este pueblo y de otras partes se volvieron
admiradores, y eso mejoró más cuando permití que todos entrasen a la mansión
aquella noche, aunque tú y mi padre estaban tan enojados que ni siquiera lo
notaron.
Prisc:-S-sí, sí, podrá ser cierto,
pero... ¿Qué tiene que ver todo eso con nuestra situación ahora?
Pac: -Pues, en mis
mejores momentos muchas firmasde prestigio me ofrecieron que modelara para esas
marcas, en spots de televisión y cosas así. Varios representantes me dieron su
tarjeta. En aquellos días los rechacé, por supuesto, pero la situación ha
cambiado. Voy a llamarles.
Prisc:-Pero, hija, no creo que sea tan
fácil como lo supones. Además, seguramente sabrán que vas hacia ellos porque
necesitas el dinero. No. No es una buena idea. Además, estás muy joven para
eso. Cuando yo comencé, tenía como cinco años más que tú.
Pac: -Oh, mamá, míralo de
esta manera: Tú fuiste modelo y reina de belleza. Podemos decirle a la opinión
pública que tengo la misma inquietud y no hago más que seguir tus pasos. Sí llegan a preguntar, aceptaré que nuestra
familia enfrenta problemas, pero sabré convencerlos de que nosotros estamos de
regreso en la escena, que el dinero no me importa tanto como ellos puedan
suponer y me interesa más la imagen, y todo lo que quieran escuchar. Estoy
acostumbrada a las entrevistas y a esos "paparazzis" chismosos de la
prensa. ¡Sé que puedo manejarlos!
Prisc:-...No lo sé. Suena bien que
quieras hacer algo para conservar a tu poni, pero el mundo del modelaje es como
una jungla llena de fieras salvajes. Todas tus rivales lucharán para destruirte
a la menor oportunidad. ¿Por qué crees que yo me volví tan estricta con tu
educación? Aquella vida me afectó mucho. Y también está el problema con tu
padre. ¿Cómo vas a convencerlo?
Pac: -¡Por favor! Claro
que no estoy sola e indefensa. ¡Cuento contigo! ¡Sé mi representante! Enséñame
todo lo que deba aprender. En cuanto a mi padre, podemos decirle que necesito
un nuevo pasatiempo para distraerme de los problemas, que quiero volver a tener
la atención de los medios para satisfacer mi vanidad, ah, ya se nos ocurrirá algo.
¿O qué?: ¿Vamos a seguir aquí, lamentándonos, como un par de perdedoras?
Prisc:-Pues, no, pero...
Pac: -¡Anda! ¡Decídete y
ayúdame! Ustedes me lo decían todo el tiempo, que lo importante es ganar.
¡"Ganar y ser linda"! ¿Ya lo olvidaste? Además, esto te servirá a ti
también, para que dejes de llorar y sientas que recuperamos el control de
nuestras vidas. ¡Vamos! ¿Qué estás esperando?
La
señora Noroeste lo pensó por un momento más. Le gustó la idea de recuperar el
control.
Prisc:-.........¡De acuerdo! Te
ayudaré. Sólo espero que tengas razón y no fallemos en el intento.
Pacifica
tomó la mano de su madre. Pudo sonreír por primera vez en varios días. Su
entusiasmo crecía.
Pac: -¡Todo saldrá bien!
Ten fe. Ya verás que cuando las mujeres hacemos equipo, podemos lograr lo que
queramos.
Prisc:-Pacifica... ahora que lo pienso,
te comportas algo diferente desde hace tiempo, después de convivir con esos
niños que llegaron al pueblo durante el verano pasado, los sobrinos de aquel
viejo.
Pac: -Stanley...
Prisc:-Sí, él. Parece que te hacían
falta amigos para que pudieras sentirte mejor. No bastaban los
lujos que te dábamos, y también exigías tener fama para compensarlo. Ahora veo
porqué buscas impedir que se lleven a tu poni. Hija....... perdóname por no haberte
comprendido últimamente. Supongo que estaba en mi propio mundo.
Pac: -Ah, descuida, mamá.
Pero, qué bueno que lo reconoces. Aunque tampoco significa que en adelante nos
volvamos como la madre Teresa o algo así. Mejor ven. Acompáñame a mi cuarto.
Tengo muchas ideas para nuestro nuevo proyecto, pero necesito tu opinión.
Prisc:-Está bien, hija. Vamos.
Tras
una difícil travesía en medio de la densa nevada y la temperatura congelante, Wendy
y sus acompañantes llegaron a la parte más profunda del bosque.
La
leñadora cortaba ramas para abrir paso al grupo. Más y más nieve les caía encima
a todos.
Lee: -¡Demonios! ¡Este
frío me está matando, Wendy! ¿Ya vamos a llegar?
Wen: -Sí. De hecho, ya
llegamos, Lee. Ahí es.
Gren: -Ah, qué bueno que lo logramos.
No aguanto ni un minuto más aquí afuera.
Cand: -Ajá, yo tampoco.
Espero que esos gnomos tengan bastante leña en la chimenea. ¡Mis manos se
congelan!
Wendy y las chicas
entraron haciendo el mismo escándalo que la última vez. Candy tomó de nuevo una
botella y la rompió, blandiendo el cuello del envase, en actitud amenazante.
En cambio, Lee entró
nervioso, pues esta situación era completamente nueva para él.
Wendy señaló con el dedo índice e hizo un advertencia.
Wen: -¡Muy, bien, enanos! No traten
de pasarse de listos con nosotras. ¡Venimos acompañadas por un guardaespaldas
muy hábil!
Lee miró hacia atrás.
Lee: -¿Quién? ¿Dónde?
Cand: -¡Sí! Recuerden que somos
humanos, y tomamos lo que queremos.
Gren: -¡Sí!
A Lee le fue difícil
entrar en tan pequeña puerta de acceso a la taberna, al grado de golpearse la
cabeza con el techo en cuanto él trató de erguirse.
Lee: -¡ Auch ! Pero qué pequeño es
este lugar. Mi cuerpo no cabe, Wendy.
Wen: -Pues entonces agáchate. ¿Qué
esperabas? Todos los clientes de la taberna son enanos. Nosotros somos los que
no encajamos aquí.
-
El jefe de los gnomos
se hallaba sentado frente a la base de un tronco a modo de mesa, departiendo con
muchos de sus subordinados.
Miró a los intrusos, con una expresión de molestia en el rostro.
-
Jeff: -¡Ah! ¿Ustedes otra vez? No sé
qué es lo que quieren ahora, pero no cuenten con nosotros. Ya bastantes problemas
nos han causado los humanos.
Wen: -Precisamente sobre eso hemos
venido a hablar. Al parecer uno de sus amigos vino al pueblo y agredió a unos
locos invasores que no se quieren ir hasta dar con él. ¡Esto es urgente! Si nuestros
sitiadores no se van, en Gravity Falls se quedará la gente sin comida, y los cazadores
vendrán a buscar a quién los atacó hasta el corazón mismo del bosque. Eso los
pondrá en peligro a ustedes también.
Jeff: -¡A ver, a ver! ¡Cierren esa
puerta, que hace mucho frío! Y tú, despacio, niña. Hablas muy rápido. Empieza
de nuevo. ¡Desde el principio! ¿Cómo es eso de que estamos en peligro?
Wen: -De acuerdo. Escucha con
atención, pigmeo. Te daré todos los detalles.
Candy y Grenda se
colocaron al lado de la mesa. Lee tuvo que mantener el cuerpo bajo y plegado
para poder permanecer sin golpear su cabeza con algo.
Wendy tomo asiento
junto a Jeff, y le hizo una relación de los acontecimientos que aquejan a
Gravity Falls desde hace días.
-
Ella le mostró a Jeff
la imagen de la criatura en cuestión. El jefe de los gnomos agarró el
dispositivo telefónico y miró la pantalla, pero después movió la cabeza de un
lado a otro.
Los otros gnomos se
miraron entre ellos y admitieron no saber nada.
Jeff: -Hmn... Lo siento Wendy, pero a
este tipo no lo conocemos.
Wen: -¿En serio? Sé que es una imagen
algo borrosa, pero creí que lo reconocerían de inmediato.
Jeff: -¡Por favor! Los chicos y yo
hemos habitado en este bosque desde antes de que tus antepasados llegaran como pioneros
a bordo de carretas. Conocemos a todas y cada una de las criaturas que habitan
aquí y en las montañas, y jamás habíamos visto a este monstruo. Supongo... que
debe tratarse de un recién llegado.
Wen: -¿Un recién llegado?
Jeff: -Sí, eso debe ser. No creas que
todas las criaturas mágicas del bosque son originarias de este mismo lugar. Con
el tiempo han venido otros seres desde lejanas tierras, por varios motivos,
porque esta zona les atrae, porque aquí se sienten todos más seguros, en fin.
Lamento no poder ayudarte, pero al menos puedes estar segura de que este
monstruo no es de los nuestros.
Wen: -Oh, vaya. Esto se complica cada
vez más. Tú eres el jefe aquí, de modo que entiendes la gravedad de esta
situación. Cuentan que esa criatura es muy peligrosa, y que le siguen el
rastro. De verdad, ni a ustedes ni a nosotros los humanos nos conviene que este
problema continúe.
Jeff: -¿Y qué sugieres, leñadora de
cabello rojo?
Wen: -Corran la voz. Si ven a ese
monstruo, no duden en avisarnos. Si alguien, no sé, los
"hombres-tauro" u otro de sus amigos llega a encontrar al recién
llegado, intenten convencerlo de que se calme, que aquí hay lugar para todos.
Jeff: -Decirlo es más fácil que
hacerlo, jovencita. Si es tan peligroso como dices, entonces tal vez sea un
depredador que no vino en son de paz.
Wen: -Si ese fuera el caso y no
pueden hablar con él, lo más conveniente es que nos volvamos a reunir para
trazar un plan y sacar al monstruo de aquí.
El gnomo sintió un
ataque de nervios, y bebió un poco.
Jeff: -Ay, niña, cada vez que nos
encontramos con los humanos, algún problema aparece. ¿Qué le vamos a hacer? De
todas maneras, gracias por venir a enterarnos de todo eso. Los muchachos y yo
mantendremos los ojos bien abiertos. Haremos circular la noticia.
Wen: -De acuerdo. Entonces, nos
vamos. Gracias por tu tiempo.
Jeff: -¡Oigan! Allá afuera hasta el "Yeti
- hombre de las nieves" se está muriendo de frío. Quédense con nosotros y
esperen a que el clima mejore. Vamos, yo invito, ¡Hey, tabernero!, sírvele a
nuestros invitados lo que pidan.
Wen: -Gracias, pero, no sé si sea
buena idea. Tenemos prisa por regresar a casa.
Gren: -¡Oh, por favor, Wendy! No seas aguafiestas.
Candy no tuvo que
escuchar la invitación del jefe dos veces. Ella fue de inmediato hacia la barra
y tomó asiento.
Cand: -Sí, amiga. Me urge beber algo
caliente. Oye, gnomo, ¿Aquí sirven cafés capuchino y chocolates triples?
Grenda hizo lo mismo
que Candy y se sentó a un lado. Azotó uno de sus puños.
Gren: -¡Yo quiero uno cuádruple! Y
denle una pajilla a mi amiga. Tiene vendajes en las manos y por ahora no puede
sujetar nada. ¡Hey! ¡Servicio! ¡Rápido, por favor! Y no me mires así.
Wen: -Hmnn... Lee, ¿Tú qué dices?
Lee: -Opino que ellas tienen razón.
Nos vamos a congelar si salimos. Tú estás curtida y aguantas los inviernos,
pero ellas no están acostumbradas a tanto frío.
Wen: -¡FFF! Tienes razón. Amigo, chicas,
disculpen. Es que pienso mucho en los vecinos del pueblo. Mañana se ejecuta el
plan para despejar los caminos, y yo debo estar ahí.
Cand: -Relájate, Wendy. Sé que
podremos regresar a tiempo. Por ahora descansemos un poco.
Otro de los gnomos se
encontraba de pie, cerca de ellas, con un tarro en la mano. Decía la misma
cantaleta de siempre.
Sch: -¡Schmebulock...!
Grenda miró con
simpatía al enano y le devolvió el gesto, o al menos creyó que eso hacía.
Ella levantaba su
propio tarro, lleno de chocolate caliente.
Gren: -¡Sí! ¡"Schmebulock",
o como se diga! ¡Salud, amigo!
Cand: -No, Grenda. No lo dijo para
hacer un brindis. Él así se llama: "Schmebulock".
Gren: -Ah, perdón. No lo sabía. O ya
se me había olvidado.
La mañana siguiente.
10:00 a.m.
-
De regreso en Gravity
Falls, Había llegado el momento de ejecutar el plan para liberar los caminos y romper el cerco.
-
Para cuando Wendy y
sus compañeros regresaron del bosque, se enteraron de otra mala noticia: los
fanáticos del "KKK" lograron subir al techo del edificio de
televisión local, sabotearon tanto a la antena emisora principal como la de
emergencia y respaldo. Los supremacistas lo hicieron en un esfuerzo desesperado
por mantener incomunicada a la comunidad de Gravity Falls.
Sin embargo, la
suerte estaba echada. Los habitantes del pueblo se encontraban ya muy enojados
por la afrenta, y estaban por demás decididos a liberarse.
Wendy, su padre y varios compañeros leñadores tenían listo el
tracto-camión. Lee estaba al pendiente, asomándose en el remolque de carga,
entre los troncos.
Tambry, Nate y
Thompson se hallaban en el sitio acordado, al borde de un precipicio, ocultos
tras un enorme peñasco.
Otros grupos de apoyo
tomaron sus posiciones.
Comenzó la operación.
-
Un par de habitantes
se acercó lentamente al campamento en donde estaba una de las brigadas del
"KKK".
-
Por su parte, aquellos racistas discutían sobre su propia situación.
Seg. Grup. KKK 2: -...¡Uffhgg! ¡Maldito frío! Nuestros jefes
ordenaron que sigamos en este odioso pueblo. ¿Para qué? ¿No se supone que ya
nos llevamos a todos los salvajes?
Seg. Grup. KKK 1: -Hay informes que hablan sobre migrantes ocultos,
en algunas casas de esos estúpidos leñadores. Pero tranquilo, pronto se le
acabará la comida a este pueblo, y veremos cómo sus habitantes nos entregarán a
esos morenos despreciables a cambio de quitar las barricadas. Sólo hay que
esperar un poco más.
Seg. Grup. KKK 3: -¡"Esperar un poco más"! ¿Cuánto tiempo?
¿Días? ¿Semanas, tal vez? ¡Los jefes no se congelan el trasero como nosotros! Y
eso de la criatura que atacó a los compañeros me parece una tontería. Tal vez
se trató de un loco disfrazado que quiso asustarnos, y engañarnos con alguna
leyenda de estos supersticiosos de Gravity Falls.
Seg. Grup. KKK 2: -¿Tú crees?
Seg. Grup. KKK 3: -¡Sí! Es lo más seguro. ¡Por favor! ¿De verdad
crees que un hombre lobo gigante anda suelto por ahí, defendiendo a los
migrantes? ¡Es una treta llevada a cabo por estos leñadores!
Seg. Grup. KKK 1: -Eh, sí, es posible, pero de todos modos, órdenes
son órdenes. Debemos seguir aquí hasta... ¡Un momento! ¿Quiénes son ustedes?
¿Qué es lo que buscan? ¡¡¡Alto ahí!!!
Los brigadistas
aprestaron sus armas y apuntaron hacia el par de lugareños que se acercaban.